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Shelby Oaks #FlashReview #Sitges2025

Shelby Oaks es una de esas películas que, sin inventar nada nuevo, logra brillar gracias a cómo combina y reinterpreta elementos que ya conocemos. Chris Stuckmann, en su magnífico debut como director, ha sabido coger ideas de muchas otras obras del género y mezclarlas con una gracia y un pulso narrativo que sorprenden desde el primer minuto.

El inicio es sencillamente impresionante: parece un documental True Crime de Netflix, con esa estética sobria y realista que te hace dudar si lo que estás viendo es ficción o un caso real. A medida que avanza, el filme incorpora un inconfundible toque de The Blair Witch Project, aprovechando el recurso del metraje encontrado y la sensación de inquietud que genera la cámara en mano.

Lo más interesante es cómo, partiendo de un tono muy indie, casi artesanal, la historia evoluciona hacia algo mucho más ambicioso, más cercano al terror psicológico y familiar de Hereditary. Esa transición está ejecutada con una naturalidad que demuestra una madurez sorprendente para un director primerizo.

El trabajo del reparto contribuye mucho a esa credibilidad: Camille Sullivan destaca como Mia, una mujer consumida por la desaparición de su hermana (interpretada por Sarah Durn), mientras que Michael Beach aporta solidez como el detective Burke. Además, la presencia de veteranos como Keith David y Robin Bartlett añade peso dramático a una historia que podría haber caído fácilmente en clichés.

A nivel técnico, Shelby Oaks impresiona por su fotografía —a cargo de Andrew Scott Baird—, que combina el estilo documental con una iluminación tensa y minimalista, y por su banda sonora firmada por The Newton Brothers, cuyo trabajo refuerza la constante sensación de amenaza.

El rodaje se realizó en Cleveland, Ohio, aprovechando localizaciones reales como la Ohio State Reformatory y el Chippewa Lake Park, lugares cargados de historia y decadencia que encajan perfectamente con el tono de la película. Estos escenarios, junto a la cuidada dirección artística, ayudan a construir esa atmósfera lúgubre que se va cerrando sobre el espectador.

Pocas películas recientes consiguen provocar esa reacción instintiva de taparse los ojos con la mano. Shelby Oaks lo logra, no solo por sus sustos, sino por la atmósfera opresiva y el crescendo de tensión que te mantiene al borde del asiento durante gran parte del metraje.

Bien es cierto que el cierre de la película acaba siendo algo ya visto, puesto que el propio metraje viene forzado ese final. No es un mal final, pero si no es un final sorprendente. Aterrador si, sorprendente, para aquellos que llevamos horas de turras terroríficas, no.

En definitiva, Shelby Oaks es un debut sobresaliente: una carta de presentación potentísima para Chris Stuckmann y una de las experiencias más inquietantes que ha ofrecido el cine de terror en los últimos años.

Summary
Shelby Oaks combina con ingenio influencias del True Crime televisivo y el terror clásico tipo The Blair Witch Project, para luego transformarse en algo mucho más oscuro y psicológico, cercano a Hereditary. Con un arranque impactante y una atmósfera que no te suelta, el debut de Chris Stuckmann demuestra un control sorprendente del ritmo y la tensión, logrando que incluso los espectadores más curtidos se tapen los ojos en más de una ocasión.
Good
  • Dirección sólida
  • Atmósfera y tensión constantes
  • Reparto convincente
Bad
  • Cierta falta de originalidad
  • Un tercer acto que se ve "obligado"
7.2
Notable
Especialista Mike - 7.5
Rotten Tomatoes - 8.6
Metacritic - 5.5

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