El otro día asistimos al Fantboi de Sant Boi del Llobregat, festival al que nunca había asistido, para el pase de una película que esperaba con muchas ganas, que no se ha estrenado en España (y ya veremos), y que merece todo el amor del mundo.
Asistimos a ver Deviant, la nueva película de Dani M. Caneiro y protagonizada por Alain Hernández.
No mentiré. No seré imparcial y no quiero que me veáis como tal, pero sí quiero que me creáis porque esta opinión que escribiré aquí la compartimos todos los que asistimos al pase. Dani es un gran amigo, muy buen director y con el que nos conocemos desde hace ya unos años. Sé lo que pelea para que sus proyectos tiren adelante, y sé lo mucho que le gusta hacer cine divertido, ligero y gamberro.
Debo añadir además que Deviant es una película que me hace especial ilusión ya que hago un pequeño cameo junto a mi familia. No en persona (soy pésimo actor) pero si lo justo para que por fin, consiga salir en IMDB, una broma recurrente que tenemos con Dani desde que nos conocemos.
Bailando sobre las líneas rojas
Deviant toca un tema muy serio, como es el de los pederastas que utilizan las redes sociales para atraer a víctimas menores de edad. Algo que sucede, algo que se persigue, y ojo, no se utiliza como comedia en esta película. Lo que convierte en comedia de terror a esta gamberrada es la situación como tal en la que se ve envuelto, casi sin quererlo, el personaje de Alain Hernández, un padre de familia que acaba de tener un hijo con su pareja de toda la vida, y que consecuentemente no tiene nada de sexo desde hace meses, tema por el cual sus compañeros de trabajo y amigos, se ríen de él.
Es por ello cuando le presentan una aplicación de citas, llamada Deviant, la cual prometen le dará opción a conseguir algún escarceo amoroso, sin que nadie se entere.
Es una película pequeña, con pocos personajes entre los cuales destaca Fernando Albizu, pero con escenas memorables, y alguna de ellas desternillante, como la que tiene Alain con un cura, toda ella subtitulada. Alain Hernández sale en casi todos los planos y se recrea en ese ambiente que baila entre la línea roja sexual y la comedia provocada por las situaciones más absurdas.
No quiero destripar mucho lo que sucede durante sus fresquisimos 80 minutos, pero la película pasa sin enterarte entre torturas implícitas, dildos de todos los tamaños y velocidades, una venganza con la que empatizas y una vieja con un timbre en el reposabrazos. Todo ello envuelto de plena época navideña, villancicos, luces y muchos regalos.
¿Realmente apoyamos el cine de género nacional?
Y ahora un poco la reflexión. Deviant se envió al Festival de Sitges para que fuera seleccionada, y pese a todos los esfuerzos de productores, director y actores, fue desestimada. En serio: en Sitges he visto mierdas de tamaños épicos mil veces peores que Deviant. Pero que mil veces. Dani M. Caneiro fue premiado hace unos años en el mismo festival como Best promising Director y ha presentado proyectos y ha dirigido mesas redondas. Hace una película burra, macarra, de esas que gusta al asistente medio de Sitges, con gente del país, y con un humor negro de esos que hace aplaudir al auditori. Y la desestiman.
Deviant y otras películas del estilo merecen tener un recorrido, y ser apoyadas principalmente por festivales nacionales (bravo por Fantboi y el festival de cine fantástico de Málaga que también la programó con buena acogida) para que estos cineastas de la casa tengan más visibilidad y empiecen a volar como merecen.
Un nuevo clásico navideño
Si os preguntáis, no es una película cutre. Tiene una muy buena factura, está rodada con mucho estilo y no tiene nada que envidiar a otras producciones con las que estamos familiarizados. Deviant es una película muy entretenida, con un trasfondo crítico y un humor muy negro que pasa sin problemas.
Si se estrena, si se pasa en algún otro festival, o va directo a plataformas, no dudéis en darle una oportunidad. Os gustará.
