El monstruo de St. Pauli (Der goldene Handschuh) es la última película del director Fatih Akin (En la sombra, Contra la pared). Una película dura y enfermiza ubicada en el Hamburgo de los años 70 que retrata los peores años del asesino en serie Fritz Honka.
Akin recrea con crudeza y realismo la vida en el modesto barrio de Sankt Pauli en los años setenta, concretamente en el bar El guante dorado, lugar de peregrinaje de marginados e inadaptados en el que era asiduo Honka. Prostitutas en edad de ir al bingo, excombatientes nazis, borrachos y desgraciados pasaban el día en este lugar. Honka, un hombre misógino con graves problemas de alcoholismo, se dedicaba a cazar a sus víctimas en el bar para luego llevarlas a su casa, descuartizarlas y esconderlas en su piso. Fatih Akin transmite con pericia la insalubridad y la podredumbre que casi se puede oler desde el patio de butacas.
Tal como nos habían presentado la película, parecía que íbamos a presenciar una película del tipo A serbian film pero afortunadamente no es el caso. Hay escenas muy explícitas y crudas pero en todo momento la película navega claramente en el terreno de la ficción. Se agradecen enormemente los toques de humor negro para rebajar la tensión. La interpretación de Jonas Dassler es magnífica y muy creíble, la dirección de Fatih Akin es soberbia y la banda sonora encaja a la perfección. Una película interesante para amantes del género que pone el cierre a una fantástica 38.ª edición del TerrorMolins.