Protagonizada por Nell Fisher (la repelentilla niña Mildred y Elijah Wood (el hippy padre biológico de esta), Ant Simpson, que ha participado en clásicas de Sitges como Housebound o Turbo Kid, nos trae con Bookworm una de esas películas simpáticas de aventurillas para pasar una tarde tonta en el sofá de casa.
Una niña amante de la lectura, muy lista y un poco apartada de la sociedad, pierde en un accidente a su madre, la cual se queda en coma, y pasa a hacerse cargo de ella su padre biológico, un trepa que trabaja como mago de tres al cuarto, de rollo hippy y bastante poco dado a cuidar de la niña.
Juntos deciden ir a pasar unos días de acampada por la parte salvaje de Nueva Zelanda en busca de una pantera que ha sido vista por la zona.
Nueva Zelanda como escenario
Ya desde El señor de los anillos, encabezada por el mismo Elijah Wood, sabemos que Nueva Zelanda es un país increíble y donde sus paisajes toman protagonismo junto al resto de personajes.
Esto es lo que sucede con Bookworm, donde la excursión y la aventura, en cierta manera rozando lo absurdo y la comedia, se basan en lugares donde sus valles, el Monte Cook y sus lagos toman la pantalla.
Es gracioso, y así lo hacen valer al inicio de la película con un texto, que el fin de la película es encontrar una pantera en esa región, cosa que traducen como que de manera «casi segura» en Nueva Zelanda no hay panteras. De hecho, yo que he estado, os puedo decir que si quitamos focas y pingüinos, lo más peligroso son las ovejas, porque a parte de ellas, solo hay aves.
¿Domingo lluvioso? Es una buena opción
Bookworm no inventa nada. No es muy fantástica (a excepción de lo dicho), y es una simple aventura de esas feel good que va bien ver en familia y entretiene a todos.
Está bien rodada, y pese a que a ratos flirtea con el aburrimiento, se cierra bien, rápido y sin demasiadas filigranas.
Lo dicho, película que pasará sin pena ni gloria, pero que el día que se estrene en plataformas puede dar para una buena tarde.