Todo sobre mi desmadre cuenta la historia de Aaron (Jonah Hill), un joven que trabaja en una discográfica y que encuentra en la última misión que le ha encargado su jefe, la oportunidad para escalar en su profesión. Aaron debe volar a Londres y acompañar a una estrella del pop venida a menos, Aldous Snow ( Rusell Brand) hasta el Greek Theatre en Los Angeles. Allí comenzará una gira que devolverá al artista a los escenarios tras muchos años. Al mismo tiempo que Aaron lidia con los caprichos y estridencias del artista, el joven tendrá que luchar para que la relación que mantiene con su novia Daphne, (Elisabeth Moss) no haga aguas.
El productor Judd Apatow (Virgen a los 40) recupera el personaje de Aldous Snow en Paso de ti y lo convierte en una estrella que ha vuelto a la bebida y a las drogas, un auténtico desastre incontrolable. El contrapunto lo pone el actor Jonah Hill que en su intento por domar a la bestia nos regala 109 minutos de desagradable, insoportable y aburrida comedia.
Los vómitos y diarreas se suceden intercalados entre gags y chistes predecibles y estúpidos. La película no tiene ritmo y las parodias se alargan sin sentido. Desde el primer minuto deseas con todas tus fuerzas que el gordito y el tío del pelo bonito lleguen al maldito Greek Theatre y la pesadilla acabe.
Da la sensación que sus productores han querido hacer una película rentable con las sobras del cajón. La propuesta no funciona como una posible sátira de la industria discográfica, ni de los excesos de las estrellas, ni es una comedia romántica y tampoco va de un par de guarretes salidos. Ni siquiera está tan pasada de rosca que pueda resultar graciosa.
Y lo peor que tiene es que aunque intentes olvidarla cuesta pasar de tanto desmadre tan mal hecho.