18 Comidas: ¡Que aproveche!

18 comidasUn músico callejero se reencuentra el amor de su vida; dos borrachos desayunan cubatas con marisco; un hombre cocina, cocina y cocina para la mujer que nunca llega; dos hombres se quieren, pero se esconden, una cocinera sueña con ser cantante; una joven quiere, lo que un hombre no da, mientras que un camarero se muere por ella; un macedonio está perdido por desamor en Santiago de Compostela; una pareja de ancianos que ya se lo han dicho todo, desayuna, come y cena en silencio. Todas estas historias se cruzan a lo largo de un día de ficción en 18 comidas, una película de emociones servidas en torno a una mesa, un viaje por los sentimientos en la más universal de todas las luchas: la de ser feliz.

Todos sabemos que cuando se apuesta por algo grande, pueden pasar dos cosas: que te equivoques y pierdas, con todo lo que ello conlleva (un sinfín de críticas en contra, y una película para olvidar); o por el contrario, que ganes. Que ganes, como ha hecho el gallego Jorge Coira, y te lluevan los aplausos por doquier. Porque así es, señoras y señores, la apuesta tan arriesgada y original que ha hecho el director de “El Año de la Garrapata” ha dado sus frutos. ¡Y qué bien saben! Porque el arma fundamental con la que ha jugado el director de esta película, para contarnos la historia, o más bien, las historias de 18 comidas, ha sido, ni más ni menos, que la improvisación. Y es que, como dice Jorge Coira: “En la improvisación, la frontera entre lo real y lo representado se diluye, y los actores, más que interpretar, "viven" la realidad del personaje en el momento de la ficción. De forma que, en las escenas de mayor carga emocional, viven una experiencia única, un viaje al corazón de su personaje“.

El director gallego no ha hecho una película, ha hecho un puzle digno de admiración. Un rompecabezas en el que te sirven 18 comidas, y a pesar del desenlace de cada una, todas ellas te dejan con buen sabor de boca. 6 historias, 24 personajes y todo ello en tan sólo 24horas de ficción. Ya se sabe, cuando se trabaja de cara al público, tienes que dar lo que más le gusta a tu gente. Y Jorge Coira ha mezclado algo, que (para qué mentir) nos gusta a todos: la gastronomía española. Y ésta, acompañada de un reparto envidiable, es la que ha hecho que nos quedemos con ganas de repetir.

18 Comidas es una película que te da una de cal y otra de arena. Que te enseña el lado más dulce y más amargo; lo más bonito y lo más duro de la vida. Nos muestra lo cotidiano, lo que es “de lo más normal”, y lo que, al fin y al cabo, deja de ser medianamente normal. Y es que entre desayuno, comida y cena, se nos presentan unos personajes, una mesa, un plato y entre todos ellos, un sinfín de sentimientos. Es un largometraje que nos muestra, algo tan sumamente cotidiano como es la hora de sentarte a la mesa. Y en ese instante, en el que te sientas delante del plato, ya sea sólo o acompañado, alguien con quien llevas compartiendo tu vida años, o alguien a quien acabas de conocer, es crucial para el resto de tu vida. Porque basta actuar de una determinada manera en un momento tan simple del día, como para que todo vaya por un camino o por otro. Y todas ellas para acabar, de la forma más humana y cotidiana posible. Porque qué gran representación la del paso del tiempo en una pareja de ancianos, que simplemente ya no les queda nada por contarse, y permanecen en silencio, acompañados, con el único ruido del cubierto chocando contra el plato una y otra vez.

18 Comidas es drama. 18 Comidas es comedia. Un film con muchas pinceladas de humor irónico. Momentos para la risa, y momentos para el llanto, momentos para la nostalgia y para, por qué no, pensar en el futuro. Diferentes historias, contadas, a veces de forma demasiado lenta, diría yo. Pero todas ellas unidas en el mismo punto de inflexión.

Claro que… todo esto no sería posible sin el acertadísimo reparto con el que cuenta la película. 24 personajes capaces de llegar al público y cada uno a su manera. Esto, es gracias a la improvisación, lo que ha permitido a los actores crear sus personajes, acercándose a ellos de una manera especial, llegar (como decía Jorge Coira) a su corazón. Formando parte de un todo, en el que también, son capaces de incluir al público. Para esta interpretación tan sumamente soberbia, contamos con Luis Tosar, más natural que nunca. Un músico bohemio capaz de decir todo con una mirada. También contamos con el tándem de Sergio Peris-Mencheta y Víctor Clavijo, que nos enseñan que una de las cosas que hay que hacer para alcanzar la felicidad es ser valientes. Y la pareja cómica de Víctor Fábregas y Federico Pérez Rey consigue sacarnos unas cuantas carcajadas. Todos estos, son sólo algunos de los pilares más importantes de la película.  

Al fin y al cabo, si lo que pretendía Jorge Coira era dejarnos con buen sabor de boca, lo ha conseguido y con creces. ¡Que aproveche!

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