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Película sobre mujeres o niñas que van a serlo ya y hecha por una mujer: Deniz Gamze Ergüven, turca de origen, nacionalizada francesa. Temática turca, rodada en Turquía y con participación internacional y premios por doquier (Césares, del cine europeo, Goya a la mejor película extranjera, Seminci, Sevilla, Cannes…). ‘Mustang’ ha recibido elogios por tratar un tema siempre actual y la vez tan antiguo como la humanidad: el machismo social y religioso, las tradiciones seculares y en concreto el indefectible destino de unas adolescentes a casarse por acuerdo y servir al marido.
La directora mete el dedo en la llaga sin estridencias, efectismos o dramatismos innecesarios, con naturalismo calmo, casi documental e incluso toques de humor que humanizan más a las chicas y ridiculizan aún más el absurdo de lo convencional. Cinco hermanas huérfanas adolescentes o camino de ello que quieren como es natural conocer chicos, jugar y descubrir el mundo, ser libres, pero que la férrea y tradicional Turquía rural en general y su abuela y tío en particular cercenan en una especie de reclusión domiciliaria. En el horizonte, la moderna Estambul que representa esa libertad y modernidad, la Turquía abierta a Europa.
Ergüven construye un relato intimista y de esperanza, pero no se deja caer en el melodrama ante los hechos duros que acontecerán, simplemente los expone y, como pasaba en la comentada aquí ‘La habitación’, la menor de las hermanas, la única que aún es niña, es el centro del relato y nuestros ojos. Ante lo absurdo de las tradiciones, imposiciones, encierro y sufrimiento de sus hermanas, se rebela como la gran esperanza de un futuro digno y libre. Sus cuatro hermanas se debaten entre la aceptación, la resignación y la rebeldía; unas se rinden y otras no pero la niña será el eslabón fuerte, la última esperanza de salvación. En un emotivo y emocionante final, todos somos ella y anhelamos que pueda ser y ejercer de niña y que cuando crezca sea la dueña de su destino.
‘Mustang’ se ha erigido como una de las grandes sorpresas del año y una de las mejores películas europeas: sencilla pero emotiva, que denuncia una situación tan común en ciertos países, honesta. Quizá sea exagerada la debilidad de la crítica por esta película pero no se pueden poner peros a su propuesta y a su resultado.