Últimamente Hollywood prefiere apostar por el remake que por el material original. La saga de Karate Kid no se podía quedar fuera. Aunque nos puede parecer mejor o peor no podemos olvidar que Hollywood es una maquina comercial perfecta y que siempre apuesta por aquello que puede funcionar en taquilla.
La historia principal se repite sólo cambia el alumno y el maestro. Por lo demás, el protagonista, Dre (Jaden Smith) , esta vez un chico negro y atlético, se muda a China con su madre a la que han trasladado. Dre como Daniel se enamora de la chica equivocada lo que le hace ganarse enemigos, palizas y continuas humillaciones en la escuela. Será el señor Han, el hombre de mantenimiento de los apartamentos dónde viven, el que tras salvarle de una brutal paliza comience a entrenar al chico para que se pueda defender.
Las semejanzas con el original son continuas, la estructura es calcada y algunas escenas se repiten tal cual. Sin embargo, la película juega con estas similitudes homenajeando algunas e incluso parodiando los momentos más memorables de la primera película.
Esta vez el maestro no enseña karate sino kung fu. La metodología, para desesperación del alumno, es bastante similar. Jackie Chan explora su lado más dramático e introvertido en este papel y el pequeño Jaden Smith (hijo de Will Smith, productor del film) apunta maneras en una película que su padre parece haber diseñado para él.
La película reúne todos los elementos para ser un éxito en taquilla y contentar a todos los públicos. No es una copia del original y tiene entidad en si misma, tanto si has visto la primera entrega como si no se puede disfrutar porque posee espíritu propio.
