Un don excepcional: el destino de una niña

 

Fotograma de ‘Un don excepcional’


En 2014 hablábamos de la segunda entrega de la nueva saga de Spiderman con resultados óptimos. Pues resulta que el director, Marc Webb, es igualmente habilidoso para las historias cotidianas, sencillas y emotivas. La primera impresión, viendo el cartel de la película, la sinopsis y el inicio, es que estamos ante una muestra más de cine sentimentaloide con un bonito envoltorio que disimule su vocación de telefilm de alto presupuesto y casting de lujo. Sin embargo, pronto nos damos cuenta de que estamos ante una película veraz, intensa, emotiva y que invita a la reflexión, aunque sea de un tema recurrente en el cine.
‘Un don excepcional’ no quiere ser original pero si única en su narración del eterno dilema respecto a la educación de un menor superdotado: ¿una vida «normal» o fomentar sus capacidades innatas por el bien general? Un dilema que el protagonista, Chris Evans, del que te olvidas pronto que es el Capitán América, que ya es meritorio, intenta lidiar entre presiones y recuerdos que no hacen si no dudar más de qué es lo mejor para su sobrina. Un papel que encarna otro tipo de héroe, real y cotidiano, tan diferente del de la Marvel. Pero el centro de la historia es la niña, tan brillante y creíble como ser adorable y frágil que como genio de las matemáticas y con un carácter fuerte y excéntrico en ocasiones. Un guión sin sorpresas ni complicaciones pero sin fisuras y tan bien llevado a las imágenes que hace que parezca mejor de lo que es.
Así, el film transcurre in crescendo, logrando que el espectador se preocupe cada vez más por el destino de la niña y se implique en las acciones y dilemas de los personajes sin que ninguno parezca tener la razón o la equivocación absoluta, reflejando perfectamente la complejidad de unas decisiones igualmente lógicas y igualmente intuitivas. El final, que te deja tan satisfecho como dudoso de que en la vida real se pueda aplicar en muchos casos, cierra una película sencilla y elegante, intensa en su justa medida, equilibrando el drama con los toques de humor y sobre todo con la vertiente clave de lo sentimental. Parece que el director o el protagonista tienen un don tanto para la acción como para las historias más humanas y profundas, y eso es de valorar en el cine cada vez más especializado de hoy en día.

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